martes, 19 de diciembre de 2006

Pereza ***


Desde septiembre no he matado a nadie. No puedo seguir así. Debería hacer algo antes de que la televisión me haga perezoso. Tengo la casa hecha un asco. En la cocina ya no se puede entrar, mi dormitorio huele a cuarto de baño y el cuarto de baño… Debería salir a buscar una nueva víctima, esta vez alguien no tan anónimo, alguien del cual en las noticias se hable de su muerte al menos una semana. Estoy engordando, quizá pese ya cerca de los 120 kilos. No hago nada por moverme. Necesito cuidarme más. Preciso comprarme algo de ropa, al menos una zapatillas para andar por casa. Llega el invierno y el suelo se vuelve frío, frío y pegajoso. Ya me da asco andar descalzo.
Pero no puedo salir a la calle con tanta gente. Todos se fijan en mí, me miran y se ríen. Todos me odian. Cada vez oigo más carcajadas a mi paso. Se creen que no me doy cuenta, pero me entero de todo. Debería acabar con ellos, no dejar ninguno, hacerme con un arma automática y disparar a quien se ría, así, de frente, pum, pum. ¡Qué se jodan todos!, a ver si así me toman en serio.
Volveré a matar. Será una buena lección. Son todos unos hijos de puta. Cuando acabe el programa de Sardá saldré a buscar a uno que pague por todos. ¡Decidido, lo haré esta misma noche!, pero no muy tarde, la tienda de los chinos cierra a las dos, y yo necesito comprarme unas zapatillas.



JUAN LUIS REVIDIEGO 2005

No hay comentarios: